El encargado de garantías estaba molesto conmigo de una manera que yo admiraba. Best Buy se va de México (quizás ayudé un poco). Él se va a quedar sin trabajo, es un hecho y lo sabe. Y, sin embargo, su molestia nacía de la lealtad a su trabajo, un trabajo que lo estaba dejando deseándole buena suerte y olvidándose de él para siempre.
Cuando llegué, llegué con la apuración de que la tienda siguiera abierta, la noticia de que Best Buy cierra en México se dio apenas en esta semana. Google decía que sí, pero lo comprobé hasta que pude estar en la parte alta del estacionamiento. Desde abajo no se ve la puerta ni se veía ninguna luz (eran cerca de las 8 de la noche)
Best Buy Galerías |
Di toda la vuelta, porque en tiempos de pandemia, la única entrada habilitada es la del lado de adentro del mall. Una fila, un termómetro en el cuello y gel antibacterial para entrar al mall. Una escalera eléctrica, otra fila, otro termómetro y otro chorrito de gel para entrar al Best Buy. Y otra fila para ser atendido en atención a clientes.
Mi audífono se acababa de romper un par de días antes, un Jabra Style que me había costado muy bien porque necesité invertir el algo bueno porque los económicos me hacían batallar más de lo que me ayudaban. Hay más caros, claro, pero lo que necesito es un equipo que cumpla con el trabajo y este lo hacía aceptablemente bien.
Ya en los detalles, el audífono en realidad no se había roto, era el plástico que te permite mantenerlo en el oído. Para asuntos prácticos, el audífono ya no me servía.
¿Por qué estaba en atención a clientes por un plastiquito roto? Porque la primera vez que compré un audífono en Best Buy, me vendieron una garantía extendida (no barata) con la promesa de que si algo les pasaba a mis manos libres me los cambiaban (hasta una rotura). Una promesa a la que le vi mucha utilidad porque los uso prácticamente todo el día. La única desventaja que yo le veía era que también se me han perdido, en este caso los dos años de garantía se me iban a la basura, pero arriesgado como soy, la tomé con mis primeros audífonos y con los siguientes también. Ya había aplicado un cambio por unos Plantronics que sí dejaron de encender y por otros Jabra que se escuchaban demasiado bajo de volumen. Estos últimos se cambiaron por la garantía de los primeros días porque de por sí, salieron malos. Sin embargo, volví a comprar del Jabra porque con la pandemia, no tenían surtido.
Este amigo y yo perdimos la amistad (que nunca existió) en el momento que me negó algún derecho. Con algunos tecnicismos, me explicó garantías de descomposturas y garantías de accidentes, la obligación de reparar o de hacer cambios físicos, la diferencia de llegar en la primera semana, los primeros 14 días, en el primer mes o en los primeros 90 días. La diferencia con los aparatos de más de mil pesos o los aparatos de más de tres mil pesos. Pero para fines prácticos, la garantía de Best Buy, de ninguna manera me respondería por un plástico roto ya que el equipo sí funcionaba.
Yo no lo odiaba. Primero que todo traté de ser razonable. La realidad es que sí funcionaba, pero no servía. Unos manos libres que no te permiten usarlos con las manos libres deja de servir como manos libres. Él no salió de su razón, sentí que no escuchaba: “Si su aparato está funcionando, no lo puedo atender” me dijo.
Se estaba volviendo algo retador, mi yo interior sonreía con lo que se me estaba ocurriendo, algo en mí no lo quería hacer, pero un reto es un reto y así se lo mencioné:
“¿Me estás diciendo, que si salgo de la tienda y en 5 minutos regreso y los manos libres no funcionan, sí me los cambias?”
Me quiso sacar otras palabras “¿Qué me está diciendo?”
“¿Nada, los manos libres, así como están no me sirven, pero no me los puedes cambiar a pesar de que compré la garantía extendida que según tus vendedores haría que me los cambiaran si ya no me funcionaban, porque a tu modo de ver no están descompuestos, pero si vengo y no funcionan; no hay problema y sí me los cambias?”
“Señor, si estuvieran descompuestos sí se los cambiaría”
Explicaicón gráfica |
No tomé el tiempo exacto. Pude haber ido a otra tienda, el Forum Tlaquepaque me queda más o menos de camino y allá podría haber aprovechado la nueva información, pero, 5 minutos después estaba de nuevo en la fila de atención a clientes y con unos manos libres que, además te tener roto el plastiquito de sujeción, no se escuchaban (soy técnico en electrónica, soy muy terco, los manos libres ya se me habían desarmado una vez por accidente, siempre cargo una multiherramienta Victoirnox conmigo y cortar un cablecito de una bocina no requiere de grandes habilidades).
Él lo dijo y mi soberbia me pedía a gritos que ahí mismo y con ese mismo empleado lo resolviera ¿Quién era yo para negarme?
El hombre estaba molesto conmigo, y en serio que yo admiraba su lealtad a una empresa que lo estaba dejando a su suerte. Pero también tuvo que ver que él se lo tomó personal.
Se tardó cerca de 2 minutos girando el aparato por todos los lados posibles, si hubiera insistido un poco más hubiera encontrado la cuarta dimensión. Encendió su celular y trató de utilizarlos para comprobar mi versión de que no se escuchaban y se metió a un cuartito detrás del que salió un par de minutos después.
Estoy seguro de que su corazón no latía de manera normal, su quijada batallaba para no quedarse trabada, su respiración debía ser controlada para cumplir con la amabilidad que se le debe a todos los clientes, incluso a mí. Mi cinismo, desvergüenza, tranquilidad y reto en la mirada eran algo que habían venido a manchar su día perfecto. Pero ahí estábamos, él con una obligación que me había confesado 5 minutos antes y yo con un derecho que me había ganado por haber pagado una garantía que aumentaba 25% el valor de mi compra. Los 2 con su razón, pero esta vez se cumpliría la mía. A veces, así es la vida. Pero él se lo buscó.
Epílogo:
En realidad, el karma siempre encuentra un camino. Cuando mi amigo estaba en el trámite de la devolución, vio que mi factura era en realidad la de la última devolución que me habían hecho hace 4 meses “si no trae el ticket o la factura correcta, no le voy a poder atender” me dijo, supongo que ya más tranquilo. Piensen lo que piensen, no le restregué en la cara que yo había ganado, era su chamba y yo lo entendía.
“En eso tienes razón, me vine de carrera y creí que traía la factura correcta, deja traer la que debe ser. Sí voy a tener que venir otro día.” En realidad, aquí no había punto de discusión, sí entiendo que el comprobante de la compra es indispensable para cualquier reclamación y el que yo llevaba era equivocado.
Ya en la oficina, busqué por qué y encontré 3 comprobantes del mismo día. En uno, yo compré un nuevo Jabra Style, en el otro, me hicieron la devolución del que no se escuchaba, y en el tercero, tengo otra devolución por el que compré ese mismo día, no debí haberlo comprado, me lo iban a cambiar. Lo malo es que la devolución también incluye devolución de la garantía extendida. Mi memoria no alcanza para estar seguro cómo estuvieron los trámites, pero estoy pensando que la devolución de la garantía extendida invalida mi derecho que defendí tan estoicamente.
Un alambrito viene a darle un poco de funcionalidad a mis manos libres mientras decido qué voy a comprar ahora. En mi oficina-taller no tengo ningún problema, pero en realidad no lo voy a usar todo el tiempo como hacía antes (la reparación fue algo bastante sencillo como podrán imaginar).
Quizás, como podrían pensar otros, lo merezco.
A veces, así es la vida.