domingo, 23 de enero de 2011

42,195 metros dos meses después

Casi se cumplen 2 meses desde el día del maratón. Después de un merecido descanso, una buena gripe y unos dolores de rodillas; aún no puedo regresar a correr. Esa es una de las causas que, siendo hoy domingo: en vez de haber recibido al amanecer con el viento en la cara y la mirada en el horizonte; amanecí en la bicicleta fija y viendo la tele.

Pocas ideas me venían a la mente para escribir acerca de lo que fue la carrera. Y es que todo salió más o menos como lo esperaba, y no tanto. Pensaba, al principio de la aventura: que sucederían cosas extraordinarias, casi mágicas. Pensé que quizás saldría un relato épico. Bueno, no tiene nada de malo soñar.

Hoy por la mañana, estando en la bicicleta: me tocó ver una película que contaba la historia de Marilyn Bell, la primer persona en cruzar nadando 52km del lago Ontario. Cosa que hizo a los 16 años de edad, en el año de 1954, en el nada envidiable tiempo de 20 horas y 59 minutos.

Bueno, los que hicieron la película sí sabían de contar historias: El ánimo seguir una meta sin una razón suficientemente lógica, o cuerda. Los problemas inesperados que intentan boicotear el intento. Las ganas de abandonarlo todo cuando la razón se trata de imponer y te recuerda que hay un millón de lugares mejores al que estás en ese momento de dolor y cansancio. Y esa tontería que se te mete en la cabeza que te dice que tienes que terminar lo que te habías propuesto, para llegar al final en un lastimoso estado donde hasta la sonrisa de satisfacción incluye gestos de todas las caras que hiciste durante tu prueba.

Aún así; después de conocer su historia, y después de haber corrido los famosos 42,195 metros. Quedo seguro en mi idea: Cumplir con una meta de éste tipo: "es cosa de gente común"

Y a mí ¿Cómo me fue?
  • Tiempo oficial: 4 horas 20 minutos 11 segundos

  • Tiempo chip: 4 horas 18 minutos 45 segundos

  • Lugar en mi edad: 7

  • Lugar en mi categoría: 104

  • Lugar en mi rama: 207

  • Lugar en el evento: 318
Además de cansado, adolorido, medio acalambrado y, aunque aún no entiendo la razón exacta... muy contento. Además con un certificado, una medalla y un gatorade para recordarlo y probárselo al mundo.